La obra "Las mujeres que corren con los lobos" de la Dra Junguiana Clarissa Pinkola Estés, nos ha
permitido conocer el arquetipo de la mujer ancestral, de la mujer instintiva a
través de la loba.
En el cuento de la huesera, la vieja se dedica a recoger los
huesos de los lobos y cuando los tiene todos, reconstruye el esqueleto del
animal. Entonces entonará una canción, una para cada esqueleto, que le devolverá
la vida a la bestia recubriéndola de nuevo de carne y piel. Entonces brincará una loba, y ese loba
encarnará a una mujer, a una mujer loba, una mujer salvaje. Desde el hueso,
desde lo más intimo e imperecedero, la mujer se reconstruye, para vivir al
ritmo de sus gruñidos. Este es el camino de retorno a lo salvaje, desde los
huesos y arrullándolos.
La naturaleza instintiva de la mujer está ligada a los
procesos de vida-muerte-vida, alumbrando la vida, acompañando a la muerte y
ayudando que desde lo inerte surja lo vivo de nuevo. Los ciclos naturales
marcan un compás inevitable, y la naturaleza instintiva de la mujer sabe
escucharlos, baila con ellos.
Pero ¿cómo son los lobos?, ¿cuál es la naturaleza instintiva
del hombre? ¿cuáles son sus huesos, aquello indestructible en su alma? ¿Cómo es
el arquetipo del hombre salvaje e instintivo?
Los cuentos tradicionales nos han dejado al Hombre-lobo, al
licántropo. Aquél que aúlla a la luna nueva, y sufre una tremenda metamorfosis
desde su interior. Entonces es cuando aparece su naturaleza salvaje, que
tradicionalmente ha sido considerada agresiva e incluso asesina. Sin embargo el
hombre lobo agudiza sus sentidos, posee una fuerza extraordinaria, es
emocional, es un fogoso amante, ama incondicionalmente para toda la vida, y
defiende celosamente aquellos a quienes quiere.
Lobos y lobas son los animales que representan tradicionalmente
la naturaleza instintiva de hombres y mujeres. Ambos escuchan sus sentidos y
son seres emocionales e intuitivos. Y en ambos se da el principio de la
creación: en la mujer desde el conocimiento de los ciclos naturales,
acompañándolos y favoreciéndolos, y en el hombre desde el deseo y desde el
vigor y la transformación en contacto con lo sensorial y lo emocional. En ambos
el principio de la creación se da un círculo eterno entre la vida y la muerte, representando
uno y otra lo activo y lo pasivo respectivamente, en perfecta
complementariedad.
Culturalmente la naturaleza instintiva ha sido desplazada
por la razón. Mujeres y hombres lobo han sido perseguidos y anulados. Y así
hemos perdido la sabiduría instintiva… la escucha de nuestros ciclos naturales y
de nuestros deseos auténticos.
¡Rescatemos nuestros lobos y lobas!
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