Este sábado fue emocionante... un encuentro con los deseos donde contamos con una invitada especial, una maestra en deseos.
Recorrimos como Aladdín el trayecto hasta la cueva, y allí encontramos nuestra propia lámpara y a nuestro propio genio, como metáforas de ese lugar en donde surgen nuestros deseos.
Al genio le pedimos un deseo, pero este genio nos quiso entregar las herramientas que nos permitirán acceder a él.
Al genio le pedimos un deseo, pero este genio nos quiso entregar las herramientas que nos permitirán acceder a él.
¿Cuáles son?
Para iniciar el proceso que nos lleva a dirigirnos al objeto
de deseo es necesario realizar una valoración inicial .
En esta valoración ponemos en juego variables como cual es
la emoción que me produce, que obstáculos o recursos es necesario poner en
juego y que consecuencias se producen de la satisfacción de mi deseo.
Sin embargo la relación entre tener un deseo y dirigirnos
hacia su satisfacción no siempre es una
relación directa. En ocasiones durante esta valoración inicial se producen
interrupciones para dirigirnos a su satisfacción, interviniendo todos nuestros
mecanismos de defensa, valorar que es por causa del otro por lo que no realizo
mi deseo, mi deseo se confunde con el
del otro, puede ocurrir que en nuestra valoración inicial estimemos que son
peores las consecuencias derivadas de su satisfacción que el mantener el objeto
deseado, en esto únicamente un deseo.
Siguiendo la teoría emocional de Lazarus, en interacción con
el ambiente primero realizaremos una valoración primaria, en esta primera
valoración interviene el cuerpo y la
emoción.
En el taller que realizamos el sábado, esto lo pudimos
explorar a través de la arcilla y el movimiento con el cuerpo. Pudimos
experimentar como a veces dejamos olvidados nuestros deseos y los guardamos en
un joyerito, o nuestras dificultades en establecer un contacto directo a través
de nuestro cuerpo y después con los otros para poder así satisfacerlos, o como
nuestro deseo no satisfecho se vuelve hacía nosotros en forma de deseo de
destrucción de nuestra vasija, todo esto a través de no olvidarnos de nuestra
creatividad que es la que puede dar salida a nuestros deseos.
Estableciendo un paralelismo con el ciclo de necesidades de
la Gestalt la primera parte del taller corresponde
con la parte de sensación y formación de figura o toma de conciencia.
Después se produce una valoración secundaria en la que
median las formas de afrontamiento, las estrategias, habilidades o recursos del
individuo y los recursos ambientales.
Siguiendo con el proceso desarrollado en el taller en la segunda parte de este nos centramos en
esta segunda valoración y prosiguiendo con el ciclo de necesidades de la
Gestalt, corresponde con la movilización
, dándonos cuenta de aquello que deseo y necesito cubrir, que recursos tengo,
como se mueve mi energía para dirigirme
hacia, cuales son mis introyectos…
Durante la creación del invento experimentamos la
frustración por los obstáculos que nos encontrábamos con los materiales, la
energía que imponíamos por conseguir transformar estos materiales, poner la
atención en como poder hacer nuestra vida más placentera.
El proceso de construcción del invento nos dio la
posibilidad de darnos cuenta de cómo
podíamos traer al presente nuestros deseos y su posible satisfacción
Con un molinillo de viento dar aire y altura a nuestro
deseos, con una barca nuestros deseos
sobreviven a pesar de las tempestades o los naufragios, con una cámara de fotos
hacer nuestra vida cotidiana más creativa y sentirnos presente en ella, con la
geometría y asimetría de dos globos con apoyos traer el orden y el caos de las emociones , la
belleza y la importancia de compartir.
En definitiva un recordatoria a nuestros deseos y de como
trasformar la realidad para satisfacerlos de forma creativa.
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